GÉNESIS 1


RV60 

NVI    

PDT   

TLA    

NTV   

LBLA  

BLPH 

1  En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
1 Dios, en el principio,
creó los cielos y la tierra.
2 La tierra era un caos total,
las tinieblas cubrían el abismo,
y el Espíritu de Dios se movía
sobre la superficie de las aguas.
1 Cuando en el principio Dios creó
los cielos y la tierra,
2 reinaba el caos y no había nada en ella. El abismo estaba sumido en la oscuridad,
y el Espíritu de Dios aleteaba
sobre las aguas.
1 Cuando Dios comenzó a crear
el cielo y la tierra,
2 la tierra no tenía forma, ni había en ella nada que tuviera vida. Las aguas estaban cubiertas
por una gran oscuridad, pero sobre la superficie del agua se movía el espíritu de Dios.
1 En el principio, Dios creó los cielos y la tierra.
2 La tierra no tenía forma y estaba vacía, y la oscuridad cubría las aguas profundas; y el Espíritu de Dios se movía en el aire sobre la superficie de las aguas.
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2 Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblascubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movíasobre la superficie de las aguas.
1 Cuando Dios, en el principio,
creó los cielos y la tierra,
2 la tierra era una masa caótica
y las tinieblas cubrían el abismo,
mientras un viento impetuoso
sacudía la superficie de las aguas.
3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
3 Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!»
Y la luz llegó a existir.
4 Dios consideró que la luz era buena
y la separó de las tinieblas.
5 A la luz la llamó «día»,
y a las tinieblas, «noche».
Y vino la noche, y llegó la mañana:
ese fue el primer día.
3 Dios dijo: «Que haya luz»,
y hubo luz.
4 Al ver Dios que la luz era buena,
la separó de la oscuridad.
5 Dios llamó a la luz «día»
y a la oscuridad «noche». Llegó la tarde y después la mañana.
Ese fue el primer día.
3 Dijo entonces Dios: «¡Quiero que haya luz!» ¡Y al instante hubo luz!
4 Al ver Dios la belleza de la luz,
la apartó de la oscuridad
5 y le puso por nombre «día».
A la oscuridad la llamó «noche».
Y cayó la noche,
y llegó la mañana.
Ése fue el primer día.
3 Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz.
4 Y Dios vio que la luz era buena. Luego separó la luz de la oscuridad.
5 Dios llamó a la luz «día» y a la oscuridad «noche». Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el primer día.
3 Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz.
4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
5 Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día.
3 Entonces dijo Dios: ¡Que exista la luz! Y la luz existió.
4 Al ver Dios que la luz era buena,
la separó de las tinieblas,
5 llamando a la luz “día”
y a las tinieblas, “noche”.
Vino la noche, llegó la mañana:
ese fue el primer día.
6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
6 Y dijo Dios: «¡Que exista el firmamento
en medio de las aguas, y que las separe!»
7 Y así sucedió: Dios hizo el firmamento
y separó las aguas que están abajo,
de las aguas que están arriba.
8 Al firmamento Dios lo llamó «cielo».
Y vino la noche, y llegó la mañana:
ese fue el segundo día.
6 Entonces Dios dijo: «¡Que haya un firmamento [a]
que separe las aguas en dos partes!»
7 Así que Dios creó el firmamento
y separó las aguas;
unas quedaron arriba del firmamento
y otras debajo.
8 Dios llamó al firmamento «cielo». Llegó la tarde y después la mañana.Ese fue el segundo día.
6 Dijo entonces Dios: «Quiero que haya entre las aguas
algo firme que las separe».
7 ¡Y al instante se hizo así!
Dios puso algo firme entre las aguas,
y la mitad de las aguas quedó abajo
y la otra mitad quedó arriba.
8 Al ver la belleza del firmamento,
Dios le puso por nombre «cielo».
Y cayó la noche,
y llegó la mñana. se fue el segundo día.
6 Entonces Dios dijo: «Que haya un espacio entre las aguas, para separar las aguas de los cielos de las aguas de la tierra»;
7 y eso fue lo que sucedió. Dios formó ese espacio para separar las aguas de la tierra de las aguas de los cielos
8 y Dios llamó al espacio «cielo».
Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el segundo día.
6 Entonces dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
8 Y llamó Dios a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día.
6 Y dijo Dios:
— ¡Que exista el firmamento
y separe unas aguas de otras!
7 Y así sucedió.
Hizo Dios el firmamento
y separó las aguas que están abajo,
de las aguas que están arriba.
8 Y Dios llamó “cielo” al firmamento.
Vino la noche, llegó la mañana:
ese fue el segundo día.
9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.
11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
9 Y dijo Dios: «¡Que las aguas debajo del cielo
se reúnan en un solo lugar,
y que aparezca lo seco!»
Y así sucedió.
10 A lo seco Dios lo llamó «tierra»,
y al conjunto de aguas lo llamó «mar».
Y Dios consideró que esto era bueno.
11 Y dijo Dios: «¡Que haya vegetación sobre la tierra;
que esta produzca hierbas que den semilla,
y árboles que den su fruto con semilla,
todos según su especie!»
Y así sucedió.
12 Comenzó a brotar la vegetación:
hierbas que dan semilla,
y árboles que dan su fruto con semilla,
todos según su especie.
Y Dios consideró que esto era bueno.
13  Y vino la noche, y llegó la mañana:
ese fue el tercer día.
9 Luego Dios dijo: «Que las aguas debajo del cielo
se junten en un solo lugar,
para que aparezca el suelo seco».
Y así sucedió.
10 Dios llamó a este suelo seco «tierra»
y a las aguas que se habían juntado las llamó «mar».
Y Dios vio que estaba muy bien
esto que había hecho.
11 Entonces Dios dijo: «Que la tierra se cubra de vegetación:
toda clase de plantas que den semillas
y árboles que den frutos con semilla».
Y así sucedió.
12 La tierra se llenó de vegetación:
toda clase de plantas que dan granos
y árboles que dan frutos con semilla.
Y Dios vio que estaba muy bien
esto que había hecho.
13 Llegó la tarde y después la mañana.
Ese fue el tercer día.
9 Dijo entonces Dios: «Quiero que las aguas
que están debajo del cielo
se junten en un solo lugar,
y que aparezca lo seco». ¡Y al instante se hizo así!
10 Dios llamó «tierra» a lo seco,
y llamó «mar» a las aguas.
11 Al ver Dios tal belleza, dijo:
«Quiero que haya en la tierra
árboles y plantas
que den fruto y semilla».
¡Y al instante se hizo así!
12 La tierra produjo árboles y plantas;
los árboles dieron frutos,
y las plantas dieron semillas.
Mientras Dios admiraba tal belleza,
13 cayó la noche,
y llegó la mañana.
Ése fue el tercer día.
9 Entonces Dios dijo: «Que las aguas debajo del cielo se junten en un solo lugar, para que aparezca la tierra seca»; y eso fue lo que sucedió.10 Dios llamó a lo seco «tierra» y a las aguas «mares». Y Dios vio que esto era bueno.11 Después Dios dijo: «Que de la tierra brote vegetación: toda clase de plantas con semillas y árboles que den frutos con semillas. Estas semillas producirán, a su vez, las mismas clases de plantas y árboles de los que provinieron»; y eso fue lo que sucedió.12 La tierra produjo vegetación: toda clase de plantas con semillas y árboles que dan frutos con semillas. Las semillas produjeron plantas y árboles de la misma clase. Y Dios vio que esto era bueno.
13 Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el tercer día.
9 Entonces dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así. 10 Y llamó Dios a lo seco tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares. Y vio Dios que era bueno. 11 Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación[e]: hierbas[f] que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género[g], con su semilla en él. Y fue así. 12 Y produjo la tierra vegetación[h]: hierbas[i] que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 13 Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día.9 Y dijo Dios:
— ¡Que las aguas debajo del cielo
se reúnan en un solo lugar,
para que aparezca lo seco!
Y así sucedió.
10 Dios llamó “tierra” a lo seco
y al conjunto de aguas lo llamó “mar”.
Y vio Dios que esto era bueno.
11 Y dijo Dios:
— ¡Que la tierra se cubra de vegetación;
que esta produzca plantas con semilla,
y árboles que den fruto con semilla,
cada uno según su especie!
Y así sucedió.
12 Brotó de la tierra vegetación:
plantas con semilla
y árboles con su fruto y su semilla,
todos según su especie.
Y vio Dios que esto era bueno.
13 Vino la noche, llegó la mañana:
ese fue el tercer día.
14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,
15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.
17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,
18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.

14 Y dijo Dios: «¡Que haya luces en el firmamento
que separen el día de la noche;
que sirvan como señales de las estaciones,
de los días y de los años,
15 y que brillen en el firmamento
para iluminar la tierra!»
Y sucedió así.
16 Dios hizo los dos grandes astros:
el astro mayor para gobernar el día,
y el menor para gobernar la noche.
También hizo las estrellas.
17 Dios colocó en el firmamento
los astros para alumbrar la tierra.
18 Los hizo para gobernar el día y la noche,
y para separar la luz de las tinieblas.
Y Dios consideró que esto era bueno.
19  Y vino la noche, y llegó la mañana:
ese fue el cuarto día.
14 Después Dios dijo: «Que haya luces en el firmamento del cielo
para poder así separar el día de la noche
y para que sirvan para señalar
los días, los años y las festividades.
15 Que estas luces estén en el firmamento
para alumbrar la tierra».
Y así sucedió.
16 Dios hizo dos grandes luces:
la más grande para gobernar el día
y la más pequeña para gobernar la noche.
También hizo las estrellas.
17 Dios puso estas luces en el cielo
para darle iluminación a la tierra,
18 para que las dos gobernaran,
una durante el día y la otra durante la noche;
y para separar la luz de la oscuridad.
Y Dios vio que estaba muy bien
esto que había hecho.
19 Luego llegó la tarde y después la mañana.
Ese fue el cuarto día.
14 Dijo entonces Dios:
«Quiero que haya en el cielo
luces que separen el día de la noche;
luces que indiquen las estaciones,
los días y los años;
15 luces en el cielo azul
que iluminen la tierra».
¡Y al instante se hizo así!
16 Dios hizo las dos grandes luces: el sol, para que domine en el día,
y la luna, para que domine en la noche.
También hizo las estrellas.
17 Dios puso estas luces en el cielo
para alumbrar la tierra,
18 para dominar en el día y en la noche,
y para separar la luz de la oscuridad.
Mientras Dios admiraba tal belleza,
19 cayó la noche,
y llegó la mañana.
Ése fue el cuarto día.
14 Entonces Dios dijo: «Que aparezcan luces en el cielo para separar el día de la noche; que sean señales para que marquen las estaciones, los días y los años. 15 Que esas luces en el cielo brillen sobre la tierra»; y eso fue lo que sucedió.
16 Dios hizo dos grandes luces: la más grande para que gobernara el día, y la más pequeña para que gobernara la noche. También hizo las estrellas.17 Dios puso esas luces en el cielo para iluminar la tierra, 18 para que gobernaran el día y la noche, y para separar la luz de la oscuridad. Y Dios vio que esto era bueno.
19 Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el cuarto día.
14 Entonces dijo Dios: Haya lumbreras en la expansiónde los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años; 15 y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras[k], la lumbrera[l]mayor para dominio del día y la lumbrera[m]menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas. 17 Y Dios las puso en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18 y para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19 Y fue la tarde y fue la mañana: el cuarto día.14 Y dijo Dios:
— ¡Que haya lumbreras en el firmamento
para separar el día de la noche,
para distinguir las estaciones,
y señalar los días y los años;
15 para que luzcan en el firmamento
y así alumbrar la tierra!
Y sucedió así.
16 Hizo Dios los dos grandes astros:
el astro mayor para regir el día,
y el menor para regir la noche.
También hizo las estrellas.
17 Dios puso en el firmamento
astros que alumbraran la tierra:
18 los hizo para regir el día y la noche,
para separar la luz de las tinieblas.
Y vio Dios que esto era bueno.
19 Vino la noche, llegó la mañana:
ese fue el cuarto día.
20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.
21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.
22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.
23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
20 Y dijo Dios: «¡Que rebosen de seres vivientes las aguas,
y que vuelen las aves sobre la tierra
a lo largo del firmamento!»
21 Y creó Dios los grandes animales marinos,
y todos los seres vivientes
que se mueven y pululan en las aguas
y todas las aves,
según su especie.
Y Dios consideró que esto era bueno,
22  y los bendijo con estas palabras:
«Sean fructíferos y multiplíquense;
llenen las aguas de los mares.
¡Que las aves se multipliquen sobre la tierra!»
23 Y vino la noche, y llegó la mañana:
ese fue el quinto día.
20 Entonces Dios dijo: «Que las aguas se llenen de seres vivientes
y haya aves volando en el firmamento sobre la tierra».
21 Así creó los animales gigantescos del mar y toda especie de los animales que viven en el agua.
También creó todas las especies de aves.
Y Dios vio que estaba muy bien
esto que había hecho.
22 Dios los bendijo diciendo:
«Tengan hijos y multiplíquense para llenar el agua de los mares
y que haya muchas aves en el mundo».
23 Llegó la tarde y después la mañana.
Ese fue el quinto día.
20 Dijo entonces Dios: «Quiero que los mares
se llenen con seres vivos.
Quiero que las aves vuelen sobre la tierra y  crucen el cielo azul».
21 Así creó Dios
los grandes monstruos marinos.
Creó todos los seres vivos
que se mueven en el agua,
y todas las aves del cielo.
Al ver Dios tal belleza,
22 les dio esta bendición:
«Quiero que los peces
se reproduzcan y llenen los mares;
quiero que las aves
se multipliquen sobre la tierra».
23 Y cayó la noche,
y llegó la mañana.
Ése fue el quinto día.
20 Entonces Dios dijo: «Que las aguas se colmen de peces y de otras formas de vida. Que los cielos se llenen de aves de toda clase». 21 Así que Dios creó grandes criaturas marinas y todos los seres vivientes que se mueven y se agitan en el agua y aves de todo tipo, cada uno produciendo crías de la misma especie. Y Dios vio que esto era bueno.22 Entonces Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Que los peces llenen los mares y las aves se multipliquen sobre la tierra».
23 Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el quinto día.
20 Entonces dijo Dios: Llénense[n] las aguas de multitudes de seres vivientes, y vuelen las aves sobre la tierra en la abierta[o]expansión de los cielos. 21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales están llenas[p]las aguas según su género, y toda ave[q] según su género. Y vio Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo, diciendo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 23 Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto día.20 Y dijo Dios:
— ¡Rebosen las aguas de seres vivos,
y que las aves vuelen sobre la tierra
a lo ancho de todo el firmamento!
21 Y creó Dios los grandes animales marinos,
y todos los seres vivientes
que se mueven y pululan en las aguas;
y creó también todas las aves,
todas según su especie.
Vio Dios que esto era bueno,
22 y los bendijo con estas palabras:
“Sean fecundos y multiplíquense;
llenen las aguas de los mares
y que igualmente las aves
se multipliquen sobre la tierra”.
23 Vino la noche, llegó la mañana:
ese fue el quinto día.
24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.
25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
24 Y dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivientes:
animales domésticos, animales salvajes,
y reptiles, según su especie!»
Y sucedió así.
25 Dios hizo los animales domésticos,
los animales salvajes, y todos los reptiles,
según su especie.
Y Dios consideró que esto era bueno,
24 Después Dios dijo: «Que la tierra produzca seres vivientes de todo tipo:
animales domésticos y silvestres
y los que se arrastran por el suelo».
Y así sucedió.
25 Dios hizo toda clase de animales:
animales domésticos y silvestres
y los que se arrastran por el suelo.
Y Dios vio que estaba muy bien
esto que había hecho.
24 Dijo entonces Dios:
«Quiero que haya en la tierra
toda clase de seres vivos:
animales domésticos,
animales salvajes,
reptiles e insectos».
¡Y al instante se hizo así!
25 Dios hizo los animales salvajes,
los animales domésticos,
los reptiles y los insectos.
24 Entonces Dios dijo: «Que la tierra produzca toda clase de animales, que cada uno produzca crías de la misma especie: animales domésticos, animales pequeños que corran por el suelo y animales salvajes»; y eso fue lo que sucedió.25 Dios hizo toda clase de animales salvajes, animales domésticos y animales pequeños; cada uno con la capacidad de producir crías de la misma especie. Y Dios vio que esto era bueno.24 Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientessegún su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así. 25 E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno.24 Y dijo Dios:
— Que produzca la tierra seres vivientes:
animales domésticos, reptiles
y animales salvajes, todos por especies.
Y sucedió así.
25 Dios hizo los animales salvajes,
los animales domésticos
y todos los reptiles del campo,
cada uno según su especie.
Vio Dios que esto era bueno.
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
26  y dijo: «Hagamos al ser humano
a nuestra imagen y semejanza.
Que tenga dominio sobre los peces del mar,
y sobre las aves del cielo;
sobre los animales domésticos,
sobre los animales salvajes,[b]
y sobre todos los reptiles
que se arrastran por el suelo».
27 Y Dios creó al ser humano a su imagen;
lo creó a imagen de Dios.
Hombre y mujer los creó,
28  y los bendijo con estas palabras:
«Sean fructíferos y multiplíquense;
llenen la tierra y sométanla;
dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,
y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo».
26 Luego Dios dijo: «Ahora hagamos al ser humano
a nuestra imagen y semejanza.
Tendrá poder sobre los peces del mar,
sobre las aves del cielo y en toda la tierra.
Reinará sobre los animales terrestres,
y sobre todos los que se arrastran por el suelo».
27 Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza,
creó al varón y a la mujer.
28 Y los bendijo diciendo:
«Tengan muchos hijos para así poblar el mundo
y ejercer control sobre él:
sean jefes de los peces del mar, de las aves del cielo
y de toda criatura que se arrastra por el suelo».
26 Al ver Dios tal belleza, dijo:
«Hagamos ahora al ser humano
tal y como somos nosotros.
Que domine a los peces del mar
y a las aves del cielo,
a todos los animales de la tierra,
y a todos los reptiles e insectos».
27 Fue así como Dios creó
al ser humano
tal y como es Dios.
Lo creó a su semejanza.
Creó al hombre y a la mujer,
28 y les dio esta bendición:
«Quiero que se reproduzcan,
quiero que se multipliquen,
quiero que llenen la tierra
y la pongan bajo su dominio.
Que dominen a los peces del mar
y a las aves del cielo,
y a todos los seres vivos
que se arrastran por el suelo».
26 Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos[b] a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra[c] y los animales pequeños que corren por el suelo».
27 Así que Dios creó a los seres humanos[d] a su propia imagen.
A imagen de Dios los creó;
hombre y mujer los creó.
28 Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».
26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza[r]dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.27 Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios y les dijo[s]: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierray sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve[t] sobre la tierra. 26 Dijo entonces Dios:
— Hagamos al ser humano
a nuestra imagen y semejanza
para que domine sobre los peces del mar
y sobre las aves del cielo;
sobre los animales domésticos,
sobre los animales salvajes
y sobre todos los reptiles
que se arrastran por el suelo.
27 Y creó Dios al ser humano a su imagen;
a imagen de Dios lo creó;
hombre y mujerlos creó.
28 Y los bendijo Dios diciéndoles:
“Sean fecundos y multiplíquense;
llenen la tierra y sométanla;
dominen sobre los peces del mar,
sobre las aves del cielo
y sobre todos los reptiles
que se arrastran por el suelo”.
29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
29 También les dijo: «Yo les doy de la tierra
todas las plantas que producen semilla
y todos los árboles que dan fruto con semilla;
todo esto les servirá de alimento.
30 Y doy la hierba verde como alimento
a todas las fieras de la tierra,
a todas las aves del cielo
y a todos los seres vivientes
que se arrastran por la tierra».
Y así sucedió.31 Dios miró todo lo que había hecho,
y consideró que era muy bueno.
Y vino la noche, y llegó la mañana:
ese fue el sexto día.
29 Y Dios dijo: «Miren, les he dado
todas las plantas que dan semillas
y los árboles que dan frutos con semilla.
Ellos serán su comida.
30 Pero a todo animal en la tierra,
a todo pájaro en el cielo,
a toda criatura que se arrastra por el suelo;
en fin, todo lo que tiene vida
le doy la hierba como alimento».
Y así sucedió.
31 Dios vio todo lo que había hecho,
y todo había quedado muy, pero muy bien.
Luego llegó la tarde y después la mañana.
Ese fue el sexto día.
29 También les dijo Dios:
«Hoy les entrego a ustedes
toda planta que da semilla
y todo árbol que da fruto.
Todo esto les servirá de alimento.
30 Pero la hierba verde
será para todos los animales».
¡Y al instante se hizo así!
31 Mientras Dios admiraba
la gran belleza de su creación,
cayó la noche,
y llegó la mañana.
Ése fue el sexto día.
29 Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento. 30 Y he dado toda planta verde como alimento para todos los animales salvajes, para las aves del cielo y para los animales pequeños que corren por el suelo, es decir, para todo lo que tiene vida»; y eso fue lo que sucedió.
31 Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno!
Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el sexto día.
29 Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie[u] de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto[v] que da semilla; esto os servirá de[w]alimento. 30 Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve[x] sobre la tierra, y que tiene vida[y], les he dado toda planta verde para alimento. Y fue así. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.29 Les dijo también:
“Les confío todas las plantas
que en la tierra engendran semilla,
y todos los árboles con su fruto y su semilla;
ellos les servirán de alimento”.
30 A todos los animales de la tierra,
y a todas las aves del cielo,
y a todos los seres vivientes
que se arrastran por la tierra,
la hierba verde les servirá de alimento.
Y así sucedió.
31 Y vio Dios todo lo que había hecho,
y todo era muy bueno.
Vino la noche, llegó la mañana:
ese fue el sexto día.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
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GÉNESIS 1

Por Warren W. Wiersbe.

Nos ajustaremos a algunas de las verdades principales que se hallan en este importante pasaje.

I. El Creador


Ningún científico o historiador puede mejorar: «En el principio Dios[ …]».

Esta simple afirmación refuta al ateo que dice que no hay Dios; al agnóstico, que afirma que no puede conocer a Dios; al politeísta que adora a muchos dioses; al panteísta, que dice que «toda la naturaleza es Dios»; al materialista, que argumenta que la materia es eterna y no se crea; y al fatalista, que enseña que no hay plan divino detrás de la creación y la historia.

La personalidad de Dios se ve en este capítulo, porque habla, ve, nombra y bendice.

El científico puede afirmar que la materia sólo «llegó a existir», que la vida «ocurrió» y que todas las formas complejas de vida «evolucionaron gradualmente» de formas inferiores, pero no puede dar pruebas de sus declaraciones. Admitimos que hay cambios dentro de las especies (tales como el desarrollo del caballo o del gato doméstico), pero que una clase de criatura se transforme en otra, no lo aceptamos.

¿Por qué creó Dios el universo?

No cabe duda que no fue para añadirse nada a sí mismo, puesto que no necesita nada. En realidad la creación limita a Dios, puesto que el Eterno ahora debe confinarse a obrar en el tiempo y la historia humana. La Palabra deja en claro que Cristo es el autor, sustentador y meta de la creación (Col 1.15–17; Ap 4.11). Cristo, el Verbo viviente, revela a Dios en la Palabra escrita y en el libro de la naturaleza (Jn 1.1–5; véase también Sal 19).

¿Qué revela la creación acerca de Dios?

La creación revela:

(1) su sabiduría y poder (Job 28.23–27; Pr 3.19);

(2) su gloria (Sal 19.1);

(3) su poder y deidad (Ro 1.18–21);

(4) su amor por el hombre insignificante (Sal 8.3–9);

(5) su cuidado providencial (Is 40.12ss).

Cuando nuestro Señor estaba en la tierra, vio la mano de la gracia del Padre incluso en las flores y las aves (Mt 6.25ss).

El nombre hebreo para Dios en Génesis 1 es Elohim, el cual lo liga con la creación.

  1. La raíz básica del nombre es El, que significa «poderoso, fuerte, prominente». En 2.4 tenemos «Jehová Dios» que es Jehová Elohim. Jehová es nombre del pacto de Dios y lo une a su pueblo.
  2. Este es el nombre que dio cuando le habló a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY» (Éx 3.14–15). Significa que es el Dios que existe en sí mismo, inmutable.

II. La creación


Los ángeles.
  1. La existencia de los ángeles y la caída de Satanás preceden en fecha a la creación, porque los ángeles («hijos de Dios») cantaban en la creación (Job 38.7).
  2. Lucifer era el más superior de los seres creados por Dios en esta creación original (véase Ez 28.11–19) y quiso tomar el lugar de Dios (Is 14.12–17).
  3. Hallamos a Satanás ya en escena en Génesis 3, de modo que su caída debe haber ocurrido anteriormente.

La tierra estaba deforme, así que en los primeros tres días Dios formó lo que quería.

  1. La tierra estaba vacía, así que Dios llenó lo que había formado.
  2. Hizo la expansión de los cielos («firmamento») y los llenó con estrellas y planetas.
  3. Hizo la tierra y la llenó con plantas y animales.
  4. Dios originó la luz antes de colocarla en los cielos.
  5. Nótese el principio de separación ilustrado en la creación; porque Dios dividió la luz de las tinieblas y el mar de la tierra (véase 2 Co 6.14–18).
  6. Nótese también que cada ser viviente debía reproducirse «según su especie»; no se sugiere una evolución gradual. Quizás podamos criar diferentes clases de ganado, ¡pero no podemos procrear una vaca a partir de un venado!

El hombre es la corona de la creación.

  1. Hay una «conferencia divina» entre los miembros de la Deidad antes de crearlo, algo que no se ve en ninguno de los demás pasos de la creación. Algunos de los ángeles ya se habían rebelado contra Dios y sin duda Él sabía que el hombre lo haría. Sin embargo, en su amor y gracia, modeló al primer hombre «a su imagen», refiriéndose a la personalidad del hombre: mente, voluntad, emociones, libertad, antes que a su apariencia física. (Véanse Ef 4.24; Col 3.10).
  2. Al hombre se le dio el lugar de dominio sobre la tierra, la más alta posición en la creación. Esto explica el ataque de Satanás; ¡porque Satanás (Lucifer) tuvo una vez esa posición y quería una todavía más elevada! Si no logró obtener el lugar de Dios en el universo, trataría de tomar el lugar de Dios en la vida del hombre. ¡Y lo consiguió! El hombre perdió su dominio debido a su pecado (Sal 8 y Heb 2.5–18), pero este dominio se ha recuperado para nosotros por Cristo, el postrer Adán (véase Ro 5). Cuando estaba en la tierra Jesús demostró que tenía dominio sobre los peces (Lc 5; Mt. 17.24ss), las aves (Mt 26.74–75) y las bestias (Mt 21.1–7).
  3. En un inicio, la dieta del hombre era vegetariana, pero esto se cambió en Génesis 9.3–4. A los judíos se les dio restricciones dietéticas (Lv. 11), pero no hay tales restricciones hoy (Mc 7.17–23; Hch 10.9–16; 1 Ti 4.1–5).

III. La nueva creación

  1. Segunda de Corintios 4.3–6 y 5.17 deja en claro que en Cristo Dios tiene una nueva creación. Pablo usa las imágenes del relato de la creación en Génesis para ilustrar esta nueva creación. El hombre se creó perfecto, pero lo arruinó el pecado. Nace pecador, «desordenado y vacío»; su vida no tiene propósito y está vacía y oscura.
  2. El Espíritu Santo empieza su obra de convicción «moviéndose» en los corazones de los hombres (Gn 1.2). En verdad, la salvación siempre empieza con el Señor (Jon 2.9); a su gracia se debe la salvación de cualquier pecador. El Espíritu usa la Palabra para producir luz (Sal 119.130), porque no puede haber salvación sin la Palabra de Dios (Jn 5.24). Y Hebreos 4.12 dice que la Palabra tiene poder para «partir», o dividir, trayendo a la mente el hecho de que Dios dividió la luz de las tinieblas, la tierra y las aguas.
  3. Como los seres creados en Génesis, los creyentes tienen la responsabilidad de fructificar y multiplicarse «según su género». En un paralelo a la posición de dominio de Adán, el creyente es parte de la realeza bajo el gobierno de Dios y puede «reinar en vida» mediante Cristo (Ro 5.17ss).
  4. Así como Adán fue la cabeza de la antigua creación, Cristo es la Cabeza de la nueva creación; es el postrer Adán (1 Co 15.45–49). El AT es el «libro de las generaciones de Adán» (Gn 5.1) y concluye pronunciando una maldición (Mal 4.6). El NT es el «libro de la generación de Jesucristo» (Mt 1.1) y concluye con «no habrá más maldición» (Ap 22.3).

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